Por Waldo Mendiluza
La Habana (Prensa Latina).- En plena cuenta regresiva de cara al medio milenio de fundada, la capital cubana rejuvenece y su gente se prepara para celebrar el onomástico bajo el estandarte: Por La Habana, lo más grande.
La séptima villa -algunos historiadores advierten que en realidad fue la sexta- quedó fundada oficialmente el 16 de noviembre de 1519 por el conquistador y gobernador de la isla Diego Velázquez de Cuellar, a partir de una decisión de los reyes de España.
Nacía así San Cristóbal de La Habana, a la sombra de una ceiba, justo en el sitio donde se ubica en la actualidad El Templete (pequeño templo grecorromano erigido en 1828) y en el cual, cuenta la tradición, se celebraron la primera misa y sesión del cabildo.
500 años después, bañada por el Caribe se levanta una de las ciudades más hermosas y mejor conservadas de América Latina, que encara la celebración con múltiples obras sociales y el compromiso de las autoridades locales y nacionales de hacerla más bella y agradable para sus dos millones de habitantes y quienes la visitan desde diversos continentes.
El historiador de la ciudad, Eusebio Leal Spengler, consideró que el medio milenio «no se trata de una meta, sino un hito para continuar trabajando apasionadamente por ella».
A juicio de Leal Spengler, uno de los desafíos del aniversario es impulsar la educación ciudadana sobre la vida en comunidad y un comportamiento digno de vivir en la urbe, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982.
«Me alegro de que hoy sea una ciudad más representativa, menos elitista, compartida por cubanos de toda la isla que son bienvenidos», acotó Leal Spengler.
La Habana, conquista admiradores por su contraste entre lo antiguo y lo moderno y, los estudiosos del continente no olvidan que la capital de Cuba tuvo un papel preponderante en la historia de la navegación, en la época colonial, cuando el Caribe devino zona de disputas con fines de repartimiento.
Aún se alzan imperiosas -casi cinco siglos después- las principales fortificaciones erigidas por los colonos españoles en el siglo XVI para proteger la ciudad de los ataques de piratas y corsarios en una época en la que La Habana era puerto de reunión de las flotas destinadas a transportar a Europa las riquezas de América.
A la par de los trabajos de conservación de su cara más antigua, poco a poco la ciudad se dota de estructuras propias de la época actual, entre hoteles, tiendas edificios de oficinas y otras.
Entre las obras destaca el comienzo en septiembre pasado de la construcción del hotel más alto de la isla, en la céntrica barriada de El Vedado, una instalación categoría cinco estrellas de 154 metros de altura, en la que se asentarán más de 560 habitaciones distribuidas en 42 pisos.
Premiada como «Ciudad Maravilla» del mundo moderno, gracias al criterio de miles de personas en el concurso organizado en 2016 por la fundación suiza New Seven Wonders, la homenajeada también merece el calificativo de guerrera, tras resistir el embate de la furia de la naturaleza, traducida en huracanes, inundaciones y otros fenómenos menos usuales, como el tornado que azotó el 27 de enero de este año a varios de sus 15 municipios.
ACTIVIDADES POR EL MEDIO MILENIO
Desde hace meses es más visible en la ciudad el ajetreo por la celebración, con obras en marcha como la culminación del Capitolio Nacional, sede institucional de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento).
El capitolio contará con nuevas salas de elevado valor patrimonial, como las del Himno, la Constitución y los Símbolos Patrios.
Inaugurado en 1929, es una de las edificaciones que identifican a urbe, pues su silueta sobresale en el paisaje urbano, junto al monumento al Héroe Nacional José Martí en la Plaza de la Revolución, el edificio Focsa (el más alto de Cuba con 121 metros) y los hoteles Habana Libre y Nacional.
También contará con nuevas salas expositivas el Castillo de la Real Fuerza, otro distintivo exponente de la arquitectura militar de los tiempos del dominio colonial español en el Caribe.
En la torre de la fortaleza enclavada en la Plaza de Armas, en el centro histórico, se alza la Giraldilla, símbolo de la capital cubana.
Asimismo, destacan un programa de viviendas que beneficiará a más de 700 residentes en el centro histórico, el Museo del Ferrocarril de Cuba, la nueva sede del Museo del Automóvil, el rescate del Palacio Conde de Jaruco y de la casa museo de Alejandro de Humboldt, la apertura de la Tienda del Patrimonio Casa Habanera y el hospital psicopedagógico Edad de Oro.
La urbe también contará antes del 16 de noviembre con una sala de exhibición dedicada a Leonardo Da Vinci en el Castillo de Santo Domingo de Atarés, el sitio arqueológico Muralla del Mar -ubicado al lado del Castillo de la Real Fuerza-, nuevas salas del Museo de la Ciudad, otrora Palacio de los Generales, e instalaciones educativas como la escuela primaria Camilo Cienfuegos.
En sintonía con la modernidad y el ambiente ecológico que atrae a locales y turistas en muchas de las ciudades importantes del planeta, La Habana desarrolla el proyecto Ha Bici, un sistema público de bicicletas en el centro histórico.
Además de trabajar en símbolos de la urbe reconocidos por su historia y valor arquitectónico o cultural, como el Capitolio, la Estación Central de Ferrocarriles, el Mercado de Cuatro Caminos y la Finca de los Monos, donde se realizan notables inversiones, el remozamiento alcanza a parques, plazas, edificios, viviendas, lugares de recreo, paradas de autobús y conocidas intersecciones de calles y avenidas.
Según autoridades, la idea es llegar al 500 aniversario con muchos espacios y sitios emblemáticos de la capital recuperados o restablecidos, para lo cual se lanzó, en noviembre de 2018, un ambicioso plan con 24 programas.
También el gobierno nacional ha dado prioridad a la iniciativa, a partir de la creación de un grupo de apoyo a los preparativos del festejo, con reuniones presididas por el jefe de Estado, Miguel Díaz-Canel.
Recorridos y el seguimiento a los programas han estado en la agenda del mandatario, quien insistió en la importancia del protagonismo popular en todas las acciones en curso y convertir el seguimiento a los problemas y la solución de los mismos en un método de trabajo permanente, y no solo por la cercanía del aniversario de la villa.
En ese sentido, el plan de actividades para celebrar el onomástico incluye una tercera etapa, además de la que culminó el 16 de noviembre del año pasado y la que se desarrolla en la actualidad. Se trata de una fase que iniciará después de cumplirse el medio milenio, con el objetivo de que la labor para transformar La Habana no termine con la celebración.