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[:es]La desigualdad, una lacra fruto de las diferentes formas de explotación en la sociedad[:]

[:es]Jaime Fernández
Madrid, 29 de mayo de 2018 (Tribuna Complutense).- Desigualdades en el marco de la Agenda 2030 es el título de la jornada que se desarrolla el 28 de mayo dentro de Encuentros Complutense. En la sesión matinal, Stefano Prato, director ejecutivo de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SID), ha hablado sobre esas desigualdades y la importancia que pueden tener para describir la realidad y para definir políticas, pero «siempre y cuando se entiendan de manera multidimensional, no sólo desde el habitual aspecto económico».
Stefano Prato tiene claro que necesitamos mirar las desigualdades como un problema con muchas caras, no sólo económico, sino también geográfico, de edad…, porque además «si lo miramos de manera multidimensional vemos que los mismos grupos sociales están siempre en la parte baja de la sociedad».
Cree el conferenciante que si se hace bien, la desigualdad se puede utilizar como una herramienta descriptiva, «añadiendo todos esos elementos más allá de la perspectiva económica, porque esa es sólo una parte de la ecuación». Una ecuación en la que «la influencia del patriarcado se nota en todas partes».
IMG_7767De acuerdo con Prato, cada vez que miramos una situación concreta obtenemos diferentes datos que tenemos que contrastar con los que nos ofrecen otras perspectivas para seguir viendo el problema. «Es más un tablero que nos da una imagen de la realidad, y no algo único y directo que nos permita sacar conclusiones».
Considera Prato que hace falta conectar todos los puntos de ese tablero y «la universidad debería ser el lugar donde ese conocimiento se construyese». A pesar de ese deseo, informa de que, «al menos en Italia se está yendo justo en la dirección contraria, y ya sólo se preocupan en producir estudiantes en el tiempo más corto posible, con el menor punto de interés posible, y además lo que encontramos en el lado de los estudiantes, para ser honestos, es un alto grado de pasividad y eso es desalentador». Por lo tanto ve «una divergencia completa entre lo que debería hacer la universidad y la dirección correcta».

Análisis

Para el conferenciante, la desigualdad tiene además un poder analítico, «porque nos permite ver la relación entre prosperidad y marginalización, y es evidente que hay una relación directa entre esa dos variables, ya que hay muchas formas de explotación y el análisis de la desigualdad es un instrumento que nos permite saber hacia donde se dirigen nuestras economías».
Desde ese punto de vista es muy útil «el análisis para exponer cómo funcionan las inversiones públicas en diferentes grupos», aunque eso también puede ofrecer resultados subjetivos, porque en muchas ocasiones se analiza la desigualdad enfocando el estudio sólo en los excluidos, y «esa tampoco es una buena idea, hay que mirar a todos los sectores de la sociedad».
Para Prato, hablar exclusivamente de temas como la protección social y los ingresos básicos, «no es transformador, sino que establece una generación de clases sociales lo suficientemente débiles como para ser domesticadas, y con ello se crea una estructura de marginalización».

La última faceta de la desigualdad, según el director ejecutivo de SID, es que enfrentarse a ella se puede ver como el principal objetivo político, «ya que esa lucha tendrá un efecto cascada sobre todos los demás problemas sociales».
Es consciente Prato de que la inclusión es importante, porque sin ella habrá marginación, pero siempre que se conozcan bien cuáles son las características de esa inclusión, ya que «puede generar una especie de chantaje social, al acabar siempre hablando sobre la pobreza, pero sin cambios reales, lo que les sigue manteniendo igual de segregados y en condiciones estructurales de marginación».

Más allá de la economía

IMG_7849Insiste el conferenciante en que el análisis de la desigualdad es capaz de dotar de unas nuevas guías hacia donde nos tenemos que mover, ya que «no hay manera de luchar contra la desigualdad sólo con medidas económicas, porque eso sólo trabaja en los márgenes y no reorganiza la situación de los poderes sociales».
Para él, la transformación se tiene que hacer en tres niveles. La primera de ellas es a nivel micro, transformando el modelo de producción, «porque hay muchas prácticas legales que son completamente insostenibles y son incluso letales. Tenemos que rellenar el espacio entre lo que es legal y lo que es sostenible».
Es consciente de que «es muy difícil cambiar el modelo de producción dentro de un espacio nacional, así que hacen falta una nueva serie de reglas internacionales que lo hagan posible, pero finalmente ese es un problema de gobernanza, no un problema económico».
El segundo nivel de transformación implica que encontrar un equilibrio entre lo nacional y lo global, no sólo en el desarrollo económico, pero que sirva para acabar con los programas de recortes que actúan directamente en la creación de más desigualdades.
Para lograr algo así «hay que democratizar los gobiernos globales». Un objetivo que hoy está lejos de conseguirse porque hay muchas limitaciones que habría que modificar como las políticas cooperativas de impuestos o la falta de negociaciones democráticas, no sólo capitalistas, con el resto de naciones, porque por ejemplo, hay países en vías de desarrollo que tienen una deuda mayor que su PIB, y así se mantendrán siempre las desigualdades.
El último punto es la cuestión de la modernidad y, en particular, de la tecnología. Hay tres problemas aquí, el primero es que hay que reconocer que estamos bajo la presión de la financierización , la digitalización y la desmaterialización. Con respecto a este último apartado, Prato pone como ejemplo la comida en Italia. Explica que cada vez que compras alimentos, el precio, o al menos su mayor porción, no va para las materias primas sino para la publicidad y los servicios, así que «la parte física del producto es sólo una parte muy pequeña de lo que pagamos».
En cuanto a los mercados financieros, opina el conferenciante que hoy juegan un papel muy importante en las economías nacionales, y son los principales creadores de desigualdades.
IMG_7791El reto con la desigualdad, según Prato, es que se encuentra en lugares que quizás no sepamos que están allí, así que «si no somos capaces de manejar las cuestiones de gobernanza, todo se convierte en un tema retórico, simplemente». En la actualidad ya nos hemos dado cuenta de que hay que cerrar el espacio entre la capacidad de llevar la gobernanza local a lo global, pero seguimos tratando los temas de manera segregada, cuando en realidad «habría que unir diferentes disciplinas y varios ángulos para no caer en una retórica que no lleve a ninguna medida real».
El Encuentro continúa por la tarde en el auditorio Caja de Música del Palacio de Cibeles, con una mesa redonda en la que volverá a intervenir Stefano Prato, junto a Pablo Gentili(UERJ-CLACSO), Rosa de la Fuente (UCM),Javier Martos (UNICEF), Luis José Nogués (Ayuntamiento de Madrid) y Esther del Campo (UCM).[:]

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