[:es]Madrid, 20 de octubre de 2017 (ANCI).- El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 16 ha sido motivo de análisis en el seminario “Promover sociedades Justas, pacíficas e inclusivas: el ODS 16 y su implementación”, organizado por el Instituto Demospaz, la Fundación Cultura de Paz y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
En el evento, promovido para dialogar sobre la importancia de haber incorporado la paz, la seguridad, la inclusion social y el buen gobierno en la agenda ODS, se reconoció la necesidad que todavía existe de generar mayores capacidades nacionales y locales para encauzar las tensiones a través de medios institucionalizados y pacíficos. “La amplitud del objetivo 16 es una oportunidad, pero también genera inquietudes, precisamente, por todos los temas que integra”, señaló la codirectora del Instituto DEMOSPAZ-UAM, Manuela Mesa.
Por su parte, el presidente del Instituto DEMOSPAZ y de la Fundación de Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza, señaló las dificultades que actualmente existen para sacar adelante la Agenda 2030 e hizo un llamamiento a la ciudadanía y al poder de la gente, “porque aquellos que llevan la voz cantante en el mundo no quieren ni que se alcancen los ODS ni luchar contra el cambio climático”.
El exsecretario general de la UNESCO dijo que aquellos que van en contra de esta agenda de desarrollo sostenible quieren una ciudadanía “obediente y que viva con miedo”, por lo que aplaudió las iniciativas que parten de una forma de pensar nueva, de un concepto de educación basado en la libertad y la responsabilidad.
En el seminario también se analizaron distintas aportaciones que puede hacer la universidad para el cumplimiento de los ODS. En ese sentido, el director de DEMOSPAZ, Carlos Giménez, enumeró algunas de ellas: incrementar el conocimiento crítico para la transformación social, usar metodologías participativas, compartir el conocimiento con la política pública o los movimientos sociales, establecer alianzas de ciencia social colaborativa y mejorar la comunicación de la ciencia saliendo de los formatos tradicionales.
Además, Giménez se refirió a la necesidad de que la universidad promueva acciones y coherencia: “No se puede hablar de musulmanes en el mundo y que nunca haya un musulmán en el aula”, señaló. Asimismo, destacó que se deben incorporar en el ámbito académico roles de personas que han sido defensoras de los derechos humanos, evaluadores, testigos del mundo, expertos desde la acción social, más allá de los roles tradicionales de la docencia y la investigación.
Por su parte, la directora de la oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la UMA, Silvia Arias, reconoció que, dado el prestigio social que la universidad tiene en la sociedad, esta debe formar en valores y responder a los nuevos campos de enseñanza que serán demandados por la agenda de los ODS. “Dentro del compromiso social de universidad se puede contribuir con formación sobre la nueva agenda de desarrollo sostenible, investigación, extensión universitaria (sensibilización) y gobernanza (cómo las universidades se alinean con las políticas internacionales de desarrollo sostenible)”.
El secretario de DEMOSPAZ, Javier Murillo, afirmó que “la investigación es un acto cargado de política, ya que el mero hecho de elegir qué se investiga o para quién se investiga es una opción política”. “Los valores de la investigación no son técnicos, sino éticos: humildad para aprender de otros con otros, optimismo, constancia, afán de superación, atrevimiento para plantearnos nuevas rutas… Es necesario buscar temas que transformen y que denuncien situaciones de opresión, así como rescatar experiencias de resistencia y cambio”.
Para Mª Ángeles Espinosa, miembro de DEMOSPAZ y del Patronato de UNICEF, la práctica docente e investigadora tiene que ligarse a la tarea de hacer ciudadanía crítica, que empuje a cambiar el mundo. “La mejor forma de hacer política es poniendo a disposición datos y análisis rigurosos, como que hay un 33 % de niñas y niños en riesgo de exclusión en España”, sentenció.
El director de la Universidad de la Paz, Francisco Rojas Aravena, señaló que el problema es que la patente de la paz está devaluada: “Vender la paz es difícil, en cambio la guerra vende y da mucho dinero a unos pocos, destrucción a muchos. El único camino es la prevención y la prevención es la cultura de paz, que permite el logro de sociedades con derechos garantizados, acceso a la justicia, desarrollo institucional…”.
Asimismo, Rojas se refirió al ODS 16 resaltando la importancia del desarrollo de instituciones sólidas y eficientes. “De las 52 ciudades más violentas del mundo, 42 están en América Latina. Existen problemas de gobernabilidad, conflictos transnacionales como el narcotráfico, el tráfico de armas, el déficit hídrico o alimentario, así como el número creciente de desplazados, que resaltan la importancia de trabajar a favor del cumplimiento de este objetivo”.
“El problema de las armas nucleares vuelve al centro de la agenda junto a los problemas fronterizos o de separatismo, lavado de dinero asociado a la corrupción, las trampas de la comunicación en un un mundo de la posverdad, la impunidad… Por eso es necesario pensar en el multilateralismo colaborativo”, añadió.
En el debate también se hizo referencia al papel de las ciudades en el cumplimiento de los ODS y al enfoque del derecho a la urbe, entendido como distribución espacialmente justa de los recursos, facilitación en el ejercicio de los derechos de las personas en todo su contenido y significado y promoción de la diversidad cultural.
Sobre el papel de los municipios en la implementación del ODS 16, el responsable del Plan de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Madrid, Rafael Escudero, explicó los procesos participativos para la aprobación de dicho plan y la apuesta por trabajar a favor de una ciudadanía cada vez más preparada para ejercer sus derechos.
“La meta veinte del plan hace referencia a la consecución de una política global de derechos humanos que permita el cumplimiento de los ODS y su responsabilidad descansa dentro de la coordinación general de Alcaldía”, indicó para resaltar el grado de compromiso político con esta agenda. Escudero también anunció que se ha constituido el Foro de derechos humanos, con más de 100 entidades, que servirá de mecanismo de control de las políticas públicas.
Por su parte, la directora de UNESCO Etxea, Arantza Acha, informó que, según los indicadores de REDES, solo Islandia cumple el ODS 16 en el mundo. Asimismo resaltó el papel de la educación, recalcando la idea de que esta no puede reducirse a los ámbitos educativos: “La educación es la sociedad, son los medios de comunicación, la forma que tenemos de relacionarnos…”.
En el encuentro también participó Pablo Martínez Osés, del colectivo La Mundial, que hizo alusión a que el Objetivo 16 nos permite hablar de la dimensión política de la agenda. “La agenda no debería servir para justificar las acciones que ya estamos haciendo. Su cumplimiento necesita transformar las relaciones de poder”, remarcó. También hizo alusión a los desafíos que plantea este objetivo que, “aunque muy necesario, también estuvo cerca de no ser incluido en la agenda”. Martínez Osés se refirió a que el ODS 16 es el más ambiguo y el más difícil de evaluar debido a que todavía no se cuenta con los indicadores que garanticen en el corto plazo su medición.
Por último, la directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno vasco, Mónika Hernando, se refirió al alineamiento de los ODS con los planes de su Gobierno. Martínez, completando esta visión, señaló que las entidades locales van muchas veces por delante de los Estados para articular la agenda en clave multinivel. ANCI
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