[:es]El Encuentro Iberoamericano sobre Desarrollo Sostenible (EIMA) deja en la segunda jornada de su edición 2017 siete pasos más a dar en el camino hacia la sostenibilidad. De la mano de ponentes como los representantes de las ciudades de Asunción, Ciudad de México y Quito el camino se despeja un poco más y los pasos venideros suenan a comunicación, a cultura, a financiación flexible, a cercanía, entre otros retos.
Trabajar en clave glocal. Uno de los retos más repetidos en esta jornada fue la necesidad de pensar que el escenario en la batalla por la sostenibilidad está compuesto por las ciudades. De ahí la necesidad de que se comparta el conocimiento, que los cargos locales entiendan los retos globales para poder transmitir las soluciones que manan desde la urbe.
Buscar en lo vivo. En la cotidianidad se cumplen los ODS y otros retos. Así lo aseveró Gustavo Candia, quien dio voz en este encuentro a la capital paraguaya, Asunción. El asunceno destacó una experiencia en la que una comunidad humilde le enseñó prácticas para cumplir con desafíos marcados en la agenda global. “Hay que cambiar la mirada. En el día a día hay prácticas que contribuyen a la sostenibilidad, debemos voltearnos a verlas, fomentarlas y apoyarlas”, aseguró.
Tener memoria. Para aprovechar el conocimiento de la ciudad, hay que entenderla, hay que conocerla. En el caso de la Ciudad de México, Flavia Tudela recordó que “el agua tiene memoria”. Así como la capital mexicana recuerda que fue lago, cada ciudad tiene particularidades que exigen programas de resiliencia y sostenibilidad capaces de adaptarse, de incluir, de entender a la ciudad.
Cooperar. Este reto, que ya fue denominado como el primer paso, vuelve en la segunda jornada del EIMA. El ‘solos no’ de la pasada jornada resonó con fuerza en las diversas mesas que compusieron esta cita. Fueron varias las voces que invitaron a romper prejuicios, a explorar nuevas formas de trabajo colaborativo que permita identificar retos compartidos y buscar soluciones conjuntas.
Potenciar alianzas. No basta con estar dispuesto a cooperar. Casos como el de Quito, al que representó Mariela Perrone, muestran el potencial que tienen los gobiernos locales como artífices de alianzas, un rol posible gracias al conocimiento que se adquiere de la urbe desde las entidades locales. El caso destacado por la capital de Ecuador fue su proyecto de Compensación de la Huella de Carbono.
Narrar. Contarlo, hacerlo cercano, comprensible. Ir más allá de la terminología global para contar que los retos globales, que el camino hacia la resiliencia está compuesto por realidades del día a día.
Financiar el camino. ¿Cómo hacerlo? Esta fue una de las cuestiones más planteadas y uno de los retos más arduos. Ante la necesidad de difundir, de descubrir qué pasos siguen en el camino hacia la sostenibilidad, hace falta una “financiación capaz de asumir el error, de potenciar la innovación” de entender el ritmo de este camino, como resumía la gerente de la Fundación Conama, Alicia Torrego.
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