[:es]
Madrid, 21 de abril de 2017.- En mundo imbuido por la cultura de la rentabilidad y del beneficio, llama la atención que los organismos locales no hayan tomado ya conciencia de las ventajas que tiene activar programas de convivencia pacífica. Programas con los
que la población urbana adquiera competencias para resolver conflictos del día a día de una ciudad; se trabajen actitudes como la empatía; se fomente la proactividad; se enseñe a identificar las causas de los problemas y no solo los síntomas.
En palabras de Nélida Zaite, presidenta del Consejo Escolar de Euskadi: “ Los valores se aprenden por contagio, solo si se practican a través del ejemplo”. Lo hacía en la sesión plenaria relacionada con este tema dentro del I Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y
Educación para la Convivencia y la Paz y que hoy cierra sus puertas tras tres días de celebración en Madrid.
Ventajas que incluso llegan a ser económicas, ya que una sociedad más proactiva y capacitada a la hora de resolver problemas es menos dependiente de la policía, por ejemplo. Para ello es necesario también que se enseñe a tener un pensamiento crítico
y se trabaje la creatividad desde la escuela y fuera de ella, colaborando los ayuntamientos y los centros educativos para transformar las ciudades en laboratorios de paz. Como última ventaja, señalaban los participantes de la sesión, está el fomento del sentido de pertenencia y que la gente quiera ser parte de la solución de los problemas.
Es una labor de dos direcciones: por un lado la implementación de planes de convivencia. Por otro, una escucha activa por parte de los ayuntamientos a las asociaciones que llevan años y años trabajando en los barrios, algo en lo que coincidían tanto la concejala del Ayuntamiento de Madrid de los distritos madrileños de Carabanchel y Latina, Esther Gómez, como el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto.
“Para poner en marcha el proyecto Bilbao, ciudad de valores, realizamos primero una consulta a más de 1.200 vecinos y vecinas para que nos contaran cuáles eran los valores más importantes para ellos”, explicaba el primer edil vasco. Valores para sustentar los proyectos, diálogo para compartirlos y respeto a la dignidad de todas las personas que participan. Gente pequeña, haciendo cosas pequeñas que pueden cambiar el mundo.
[:]