[:es]Rafael Navarro Cabezas (Periodista)
Desde su invención la radio ha sido un instrumento de la comunicación social que ha contribuido de forma decisiva a la integración y el acercamiento entre los ciudadanos y sus respectivas sociedades. Las ondas hertzianas viajaban libremente por el espacio, y fue el poder del Estado en los países iberoamericanos, que en un primer momento entendieron el alcance de este poderoso medio informativo, y de allí su importancia en controlarlo y monopolizarlo.
La historia contemporánea, la historia reciente de América Latina no puede ser entendida sin la presencia de la radio. Hitos históricos en el continente como por ejemplo el accidente de aviación que costó la vida del cantante argentino Carlos Gardel, el secuestro del futbolista Alfredo Di Stefanno en Venezuela, o el golpe militar perpetrado al gobierno de Salvador Allende en Chile, no pueden ser entendidos sin la presencia de la radio como un mecanismo de sujeción y acercamiento social para tratar de deconstruir y entender la realidad del fragmentado y heterogéneo crisol iberoamericano.
El siglo XX en el contexto latinoamericano dio la bienvenida a los medios masivos de comunicación social. No obstante, los distintos gobiernos de corte totalitarios y dictatoriales que azotaron a la región pronto entendieron el poderoso impacto que la radio alcanzó dentro de la población y pronto se abocó a la tarea de monopolizar el espectro radiofónico, estableciendo un rígido control sobre el otorgamiento de los permisos y concesiones radioeléctricas, y lo que es más importante, mediatizando los mensajes que pudiesen atentar contra la estabilidad y el orden se los diversos regimenes caudillescos.
En Venezuela, la llegada de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez en las postrimerías de la década de los años 50 del siglo XX, se apoyó en la radio para difundir sus consignas, proclamas y como un poderoso músculo para mantener la perpetuación en el poder del régimen de facto. Era realmente escasa la participación de cualquier manifestación del sentir y la opinión del pueblo llano, inimaginable la participación de cualquier partido político opuesto al régimen. Eran famosos los célebres discursos del dictador en su “Semana de la Patria”, donde arengaba a los ciudadanos a participar activamente en las actividades y fastos, dedicados a exacerbar los logros aparentes obtenidos por la dictadura.
Una vez que la democracia, (no sin enormes pérdidas y sacrificios), se abrió paso y desbancó a las oscuras fuerzas retrógradas, los diversos actores dentro de la sociedad civil, conquistaron espacios en los diversos medios de comunicación social siendo la radio el de más arraigo popular. El continente americano, debido a sus grandes extensiones geográficas, y la dificultad para su acceso, hizo precario el servicio de recepción de la prensa escrita. Otro tanto ocurrió cuando la televisión irrumpió en el panorama informativo a finales de los años 60, pero fue allí donde la radio con su poderoso alcance venció y se impuso.
Los albores del siglo XXI significaron para Venezuela una diversidad en la oferta comunicacional, apuntalada con el uso masivo del Internet. Atrás quedaron para la radio sus años de esplendor, y de un poderoso instrumento para la información, el entretenimiento, y la inserción social. La oferta mediática era grande y diversa. Los diversos conglomerados y grupos informativos fueron poco a poco quebrando o adquiriendo a las radios que operaban tanto en el espectro local o nacional, relegando la participación popular u ciudadana siempre a un segundo plano.
Es en este punto donde los diversos protagonistas, los lideres de los pequeños barrios, de las barriadas tanto de los grandes centros urbanos como de los más apartados rincones del país, ante el impulso de la revolución bolivariana de esos años iniciales, entran en ebullición. Poco a poco las comunidades en un intento por expresar toda la carga de su acervo cultural, van tomando conciencia en su ámbito comunitario de las bondades que la radio ofrece como instrumento para la comunicación y el desarrollo de sus comunidades.
De allí surgen fructíferas experiencias de radios con una fuerte presencia en los barrios, en barriadas, en zonas populares como son los ejemplos de Radio Perola, Radio Catia, Radio Bolívar, etc., que optimizando los recursos económicos (recibiendo viejos equipos desechados por emisoras consolidadas), pero con una amplia red de apoyo y cooperación entre vecinos han hecho posible dar continuidad en el tiempo a este hermoso proyecto comunicacional.
Iberoamérica y su juventud es un proyecto inacabado en permanente estado de evolución. Los pueblos avanzan y retroceden en marchas distintas, donde la radio no escapa a esta dinámica. Aunque el sueño del libertador Simón Bolívar, exhortando a una gran unión hispanoamericana, se encuentra lejos de materializarse, hay que rendirse ante la evidencia que son más los aspectos que unen y hermanan, a los hijos del gran continente iberoamericano.[:]
Madrid destina 110 millones de euros a su mayor plan de ayudas para fomentar la movilidad sostenible y la eficiencia energética
El Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado el nuevo Plan Estratégico de Subvenciones...