En un mundo que se debate, en materia de problemáticas alimentarias, entre el exceso y el defecto hay personas muriendo de hambre a niveles de la Segunda Guerra Mundial, aseguró el representante de la FAO, Ignacio Trueba. A la par que alentó a la gastronomía a preguntarse su papel en retos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Hay gente viviendo con un vaso de agua caliente con harina. Uno. Una vez al día”. Así, con un ejemplo, Trueba trató de ilustrar la otra cara de la alimentación, las recetas culinarias que no tienen lugar en los recetarios comerciales.
Habló de una “inseguridad alimentaria” que provoca un doble sufrimiento. Por un lado, la incertidumbre de no saber cuándo se podrá comer es una agonía continuada. La incapacidad para controlar el menú diario. Por otro lado, la muerte. Una sombra que solo en el rubro de los menores de edad planea sobre 50 millones de niños, quienes tienen problemas muy graves de alimentación.
Así, retratando el sufrimiento, la injusticia, que abunda, de acuerdo con este experto recordó a la gastronomía a tener en cuenta que la “seguridad alimentaria también le compete”. Fue a esa ciencia joven a la que animó a pensar qué puede hacer por los retos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esa amplia lista de objetivos y deberes que nos enredan a todos, como destacó. Ante este reto, el presidente de la Academia Iberoamericana de la Gastronomía, Rafael Ansón, aseguró que la Gastronomía debe pensar de forma global y sostenible.
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